LA MAQUILLADORA, DE ANDREA SEMPLE

Título: La maquilladora

Título original: The Make-up Girl
Autora: Andrea Semple
Editorial: La factoría de ideas
Sello: Pandora
Nº de páginas: 245

SINOPSIS:

En muchos sentidos, Adam es el chico perfecto. Nunca ve el fútbol, nunca se emborracha y prefiere una noche tranquila en casa a salir con sus amigos. El único problema es que Adam no existe. Faith Wishart se lo ha inventado. De hecho, Faith se lo inventa prácticamente todo para complacer a su madre. Finge estar contratada por una importante empresa de relaciones públicas, cuando realmente trabaja en una tienda como maquilladora. Pero su madre está deseando conocer a Adam y cuando su hermana menor vuelve de Australia con su prometido, no son precisamente campanas lo que Faith oye a su alrededor, sino sirenas de alarma.

Ahora tiene menos de dos meses para encontrar el novio perfecto a tiempo para la boda y ya se sabe, a situaciones desesperadas, soluciones desesperadas...

Este es otro de los libros que me dejó Dácil ya hace bastante tiempo pero que había ido dejando pasar y ahora que lo he leído sé que era mi subconsiente el que no permitía que lo leyera.

Como consumidora del género chick lit, entiendo que haya gente que no le guste, pero pienso que muchas veces el problema está en que no se da con el libro adecuado, y éste es un ejemplo de eso. Como en el resto de temáticas, hay libros buenos y malos. Quizá el problema está en el concepto que tiene la autora del chick lit, y que de hecho expone en el mismo libro:

Ya veis, sin todas esas mentiras, mi vida sería, bueno, mi vida. Y eso no es lo que quiero que sea. Y mi madre tampoco. No, lo que yo quiero es que se parezca a la de los libros. Ya sabéis cuales. Esos en los que hay un comienzo dramático y una chica con un gran trabajo, que vive en Londres o en Nueva York, o en alguna gran ciudad, que a lo único que se dedica es a soñar con el hombre perfecto. Luego encuentra al hombre perfecto en el último capítulo que resulta ser alguien que ha estado delante de sus narices todo el tiempo.

En fin, no es que el libro no tenga sus toques de humor, de hecho, empezó bien, pero cuando se empeña en buscar el novio que se ha inventado, la cosa ya no hay por dónde cogerla. No se le ocurre otra cosa que ir al gimnasio y liarse con el primer tío que ve, que da  la casualidad que es un adicto al sexo y ella acepta sólo porque quiere presentárselo a su madre. Además, el lenguaje que usa para las escenas de sexo es poco elegante, por no decir tirando a vulgar. Y ya el colmo de los colmos es cuando hay un intento de violación. Me ha dado la impresión de querer imitar a Marian Keyes y terminar siendo una simple copia barata.

En este punto yo debería haber optado por dejar de leer el libro, pero una vez que me empiezo, no sé por qué, me empeño en terminarlo. Afortunadamente, el final ya fue más encaminado, no te cuento ningún spoiler si te digo que tiene un final feliz, todas estas historias lo tienen.

Por buscarle algo positivo, la relación de amistad que tiene con Alice, una embarazada agorafóbica que no duda en salir de su casa y presentarse en la de Faith cuando sabe que ésta la necesita. O cuando asiste al parto como si fuera el padre de la criatura y no hace más que apretarle la mano con fuerza.

Sin embargo, estos toques de ternura no me harían incluirlo nunca como libro del mes, como parece que hizo la revista Cosmopolitan (debe ser que ese mes no había más libros); y muchísimo menos compararla con Marian Keyes, algo habitual en cualquier libro de chick lit escrito por una inglesa, por lo que he visto hasta ahora.