Título: No soy la Bella Durmiente
Autora: Teresa Cameselle
Editorial:
Ediciones Pámies
Sello: Phoebe
Nº de páginas: 272
Publicación: Enero 2014
SINOPSIS:
Esta historia empieza con un gato llamado Tesoro.
Aunque, como empieza de verdad, es con la chica que le gusta al chico que cuida de Tesoro.
Y no es una historia de “chico conoce chica…”, porque Sergio y Sofía ya se conocen, mucho; de hecho fueron novios en el instituto. Pero han pasado diez años sin verse. Y ahora viven de nuevo en la misma ciudad, y a él se le ha ocurrido mudarse al mismo edificio, y visitarla en el trabajo cada dos por tres... Y su vecino tiene un gato, y viaja mucho, y precisamente durante uno de esos viajes empieza esta historia.
Fin de semana del 25 de julio de 2010. Año Santo Compostelano. La ciudad de Santiago llena de peregrinos, turistas y paisanos dispuestos a festejar día y noche... Y unos intrusos intentan entrar en casa del vecino del gato. Y todo termina por liarse...
Sorpresas, robos, persecuciones, diamantes en bruto, amigas bienintencionadas, novios olvidadizos, policías mosqueados, extranjeros sospechosos, gatos desquiciados, familiares extravagantes, sol, playa, pimientos de Padrón, tarta de Santiago…
Y Sergio y Sofía… que ya no pueden resistirse más a su destino.
Hace tiempo que vengo leyendo muy buenas reseñas de esta autora, por lo que no he dudado en probar con ella. Las mayores críticas se las lleva "La hija del cónsul" pero tal vez lo mejor que se pueda decir es que se ha publicado la 2ª edición de la continuación de ésta, "El mapa de tus sueños"; hoy en día conseguir reeditar un libro sin ser apenas conocida es todo un éxito.
En esta ocasión se desmarca de su género habitual, el histórico, para adentrarse en la romántica contemporánea. La mayoría la ha calificado como una comedia de enredos pero yo creo que se acerca más a un cuento moderno. Para entenderlo habrá que leerse la nota final que incluye la autora en la que nos viene a decir que esta historia surge "de las dudas", en mi opinión ha sido una especie de prueba, ante la demanda actual que últimamente parece preocupar mucho a los autores y no dudan en incluirlo en sus novelas.
Los Red Hot Chilli Peppers entonaban Danny California, mientras Sergio corregía las últimas pruebas de la traducción de la última novela del más reciente gran bestseller americano, una pifia fabricada ex profeso para el consumo rápido, que desde luego no figuraría en la historia de la literatura. Para sus adentros tenía que reconocer que ganaba bastante en español, la riqueza del lenguaje le permitiría mejorar notablemente la insulsa escritura del autor. Odiaba aquellos trabajos, pero la editorial se los pagaba muy bien y puntualmente.
Retomo mi idea de que estamos ante un cuento no sólo por el título, sino porque nos encontramos con una chica que espera a su príncipe (aunque más bien quien lleva tiempo esperando es él), con unos malos que no lo son tanto porque ni siquiera dan miedo pero al final tienen su castigo y con un final en el que "todos" fueron felices y comieron perdices. Recalco lo de todos porque el último capítulo me ha parecido que estaba metido con calzador, hasta los secundarios tienen su final, pero todo sea por terminar bien el cuento.
Es una historia muy sencilla y entretenida en la que hay varias escenas de sexo bastante subidas de tono, a mi modo de ver, el equilibrio no es el adecuado: una historia muy light con escenas very hot.
Lo mejor de la novela lo encontramos en la ambientación. La historia transcurre en Santiago de Compostela en pleno Año Santo. Gracias a la pluma de Cameselle nos sentiremos como un peregrino más dentro de la ciudad gallega pero no solo eso sino que, cuando la acción transcurre en Roma, tendremos la misma visión que un turista de esa ciudad, como si estuviéramos paseando por sus calles.
Otro punto a destacar es el humor presente en la novela. No nos provocará grandes carcajadas pero sí tendremos una sonrisa constante, no sé si será la típica retranca gallega o el humor propio de la autora, pero ingenio no falta. Con guiño incluido a Tintín con los míticos Hernández y Fernández.
No sabía qué le había dado el cubano, aparte de mojitos y buen rollo como filosofía de vida, pero era algo que debía venderse en los supermercados para toda la gente amargada y estirada del planeta.
En resumen, nos encontramos con una historia entretenida, ideal para pasar un buen rato ya que se lee en un suspiro, pero lejos de lo que esta autora acostumbra. Espero que haya resuelto sus dudas y vuelva al género que tan buenas críticas le ha reportado.
Gracias a
Pámies por el ejemplar.