Título original: The Spy
Autores: Clive Cussler y Justin Scott
Editorial: Randon House Mondadori
Sello: Plaza & Janés
Nº de páginas: 448
Publicación: Julio 2013
Serie: 3º Isaac Bell
SINOPSIS:
Una noche de 1908, un hombre de rasgos orientales entra furtivamente en un arsenal de Washington y coloca los explosivos que causarán la muerte de Arthur Langner, el ingeniero naval más respetado del país, mientras interpreta una pieza de piano. Una serie de pistas confunden a la policía, que dictamina que se trata de un suicidio. Sin embargo, Dorothy Langner, la joven y bella hija del ingeniero, no cree ni por un momento que su padre se quitara la vida y acude a la agencia de detectives Van Dorn para aclarar las circunstancias de su muerte.
Desde la primera entrevista, Isaac Bell, el detective más prestigioso de la firma, cree la versión de la joven, así que decide ayudarla y unir fuerzas hasta esclarecer qué pasó aquella noche.
Esta reseña forma parte de mi colaboración en el equipo de redacción del blog Un lector indiscreto. Gracias a Plaza & Janés por el ejemplar.
Me he llevado una grata sorpresa con este libro. Me atrajo su sinopsis cuando la leí pero, una vez terminado, he quedado más convencida puesto que simplemente es un avance de lo que nos vamos a encontrar. Hace tiempo que las editoriales me defraudan presentándonos algo que luego no encontramos o bien relatando todo el argumento. En esta ocasión han tenido el acierto de ofrecernos un caramelo para atraernos y, una vez metidos en faena, descubrimos todo lo que se esconde en esta adictiva novela.
Es el 3º de una serie protagonizada por Isaac Bell. Sé que hay gente a la que no le apetece aventurarse en una serie ya empezada, pero para mí no ha sido ningún inconveniente. Creo que las historias de detectives, al ser conclusivas, nos permiten leerlos independientemente. Evidentemente, somos conscientes de que hay algunos personajes que ya han aparecido anteriormente pero están perfectamente integrados en la novela.
El autor, además de escritor, se dedica a la búsqueda de barcos naufragados. El conocimiento que tiene de ellos se hace patente en la lectura.
Bell observó desde la esquina de un almacén. El estrecho yate, que medía por lo menos treinta metros de eslora, tenía un casco de acero pintado de blanco como la lustrosa hoja de una navaja, un alto puente de mando en medio del barco y una alta chimenea en popa. A pesar de su aspecto práctico, estaba lujosamente acabado con accesorios de latón y caoba barnizada. Amarrado de manera incongruente entre las sucias embarcaciones comerciales, quedaba bien escondido.
El libro está dividido en 5 partes tituladas que concluyen con el misterio que se plantea al comienzo de cada una resuelto y, el avance del que nos vamos a encontrar en la siguiente. Esta sensación de suspense impide que dejemos la lectura y tengamos que continuar leyendo para saber qué es lo que va a pasar.
La historia transcurre en 1908, lo que hace la indagación mucho más interesante puesto que las comunicaciones se hacen prácticamente a base de telegramas y, el hecho de no disponer de la información de forma inmediata, hace que el trabajo del detective sea un poco más complicado.
Si bien la novela comienza con la investigación de un suicidio que podría ser un asesinato, no será ésta la parte central de la historia, sino la de descubrir la identidad de un espía que está intentando acabar con la flota americana unos años antes de la Primera Guerra Mundial. Es en este punto donde el autor me ha ganado por completo, no sólo juega con la nacionalidad del espía, por lo que no sabemos que país es el que está detrás de los ataques; sino que, al presentarse con varias personalidades no conseguimos identificarlo. Sin duda, lo mejor del libro es el trayecto en tren, durante el que el espía se siente perseguido por Bell y muestra su temor, pero nosotros no sabemos bajo cuál de los viajeros se esconde ese hombre. Eso sí, nos presenta un candidato especialmente sospechoso para luego descartarlo y luego volver a hacernos dudar de él. Y entre parada y parada de tren Bell tendrá que bajar para enviar y recibir telegramas que le ayuden a descubrirlo.
Es la primera vez, por lo menos que yo recuerde, que termino un libro y me apetece leerlo inmediatamente. El autor ha sabido jugar conmigo y engañarme, me apetece empezar otra vez ahora que ya conozco la identidad del espía.
Clive Cussler ha sido un gran descubrimiento, así que no dudaré en repetir con él. Creo que no encontraré una mejor recomendación para los amantes de la novela de detectives, pese a que no me apasiona la novela histórica, el ambientarlo en esta época es toda una novedad dentro del género.
Me he llevado una grata sorpresa con este libro. Me atrajo su sinopsis cuando la leí pero, una vez terminado, he quedado más convencida puesto que simplemente es un avance de lo que nos vamos a encontrar. Hace tiempo que las editoriales me defraudan presentándonos algo que luego no encontramos o bien relatando todo el argumento. En esta ocasión han tenido el acierto de ofrecernos un caramelo para atraernos y, una vez metidos en faena, descubrimos todo lo que se esconde en esta adictiva novela.
Es el 3º de una serie protagonizada por Isaac Bell. Sé que hay gente a la que no le apetece aventurarse en una serie ya empezada, pero para mí no ha sido ningún inconveniente. Creo que las historias de detectives, al ser conclusivas, nos permiten leerlos independientemente. Evidentemente, somos conscientes de que hay algunos personajes que ya han aparecido anteriormente pero están perfectamente integrados en la novela.
El autor, además de escritor, se dedica a la búsqueda de barcos naufragados. El conocimiento que tiene de ellos se hace patente en la lectura.
Bell observó desde la esquina de un almacén. El estrecho yate, que medía por lo menos treinta metros de eslora, tenía un casco de acero pintado de blanco como la lustrosa hoja de una navaja, un alto puente de mando en medio del barco y una alta chimenea en popa. A pesar de su aspecto práctico, estaba lujosamente acabado con accesorios de latón y caoba barnizada. Amarrado de manera incongruente entre las sucias embarcaciones comerciales, quedaba bien escondido.
El libro está dividido en 5 partes tituladas que concluyen con el misterio que se plantea al comienzo de cada una resuelto y, el avance del que nos vamos a encontrar en la siguiente. Esta sensación de suspense impide que dejemos la lectura y tengamos que continuar leyendo para saber qué es lo que va a pasar.
La historia transcurre en 1908, lo que hace la indagación mucho más interesante puesto que las comunicaciones se hacen prácticamente a base de telegramas y, el hecho de no disponer de la información de forma inmediata, hace que el trabajo del detective sea un poco más complicado.
Si bien la novela comienza con la investigación de un suicidio que podría ser un asesinato, no será ésta la parte central de la historia, sino la de descubrir la identidad de un espía que está intentando acabar con la flota americana unos años antes de la Primera Guerra Mundial. Es en este punto donde el autor me ha ganado por completo, no sólo juega con la nacionalidad del espía, por lo que no sabemos que país es el que está detrás de los ataques; sino que, al presentarse con varias personalidades no conseguimos identificarlo. Sin duda, lo mejor del libro es el trayecto en tren, durante el que el espía se siente perseguido por Bell y muestra su temor, pero nosotros no sabemos bajo cuál de los viajeros se esconde ese hombre. Eso sí, nos presenta un candidato especialmente sospechoso para luego descartarlo y luego volver a hacernos dudar de él. Y entre parada y parada de tren Bell tendrá que bajar para enviar y recibir telegramas que le ayuden a descubrirlo.
Es la primera vez, por lo menos que yo recuerde, que termino un libro y me apetece leerlo inmediatamente. El autor ha sabido jugar conmigo y engañarme, me apetece empezar otra vez ahora que ya conozco la identidad del espía.
Clive Cussler ha sido un gran descubrimiento, así que no dudaré en repetir con él. Creo que no encontraré una mejor recomendación para los amantes de la novela de detectives, pese a que no me apasiona la novela histórica, el ambientarlo en esta época es toda una novedad dentro del género.