Título original: Trent'anni... e li dimostro
Autora: Amabile Giusti
Traducción: Renata Landucci
Editorial: Esencia
Nº de páginas: 312
Publicación: Febrero 2015
SINOPSIS:
Carlotta está a punto de cumplir los treinta y se considera una gafe crónica. Sólo llega al metro sesenta con tacones altos, tiene una familia que está completamente loca y no ve en el horizonte a un novio como Dios manda. Y por si eso fuera poco, acaba de dejar su trabajo y ahora se ve obligada a alquilar una de las habitaciones de su apartamento para llegar a fin de mes.
Luca, el nuevo inquilino, tiene muchos pros: es escritor, guapísimo y muy simpático, pero en cambio: es desordenado, fuma mucho y suele llevar a sus conquistas a casa. A pesar de que Carlotta nunca lo admitirá, se está enamorando de ese macho depredador que trata a las mujeres como a objetos de un solo uso.
Con su madre pidiéndole que se centre de una vez, un nuevo trabajo que debe inventarse y muchos encuentros cercanos con Luca y sus novias, Carlotta aprenderá que para convencer al resto del mundo de sus posibilidades primero tiene que creer en sí misma y aceptarse tal como es: una mujer verdadera, ni jovencísima ni bellísima, pero llena de determinación y capaz de encontrar su lugar en el mundo.
Cuando vi este libro entre las novedades me apeteció leerlo, y no porque yo sea treintañera (más bien voy para cuarentañera) pero tenía toda la pinta de pertenecer a lo que en su día fue chick lit y hoy se ha quedado en comedia romántica.
Luego leí una reseña muy negativa que lo tachaba de libro machista, opinión con la que no estoy de acuerdo, más tarde leí otra más entusiasta y también alguna más neutral. Después de leerla me inclino por esta última opción.
Debo decir que esta novela es una de las pocas que he leído que se corresponde con el reclamo comercial con el que se vende: la Bridget Jones mediterránea. La protagonista, un poco patosa y con muy mala suerte, se enamora de un chico guapísimo y mujeriego. Se puede decir que también aparece el personaje equivalente a Mark Darcy aunque en esta ocasión no tiene el mismo final que en la historia original.
Lo que más me ha gustado es la parte divertida, puesto que hoy en día no todo lo que se califica como comedia lo es. La relación amorosa que se establece entre los protagonistas no es muy profunda, algo típico de las novelas de este género, en cambio, tiene un alto contenido sexual (sobre todo en el vocabulario) pese a que no se trata de una novela erótica.
Además de esa parte entretenida la autora también nos muestra otro aspecto, que no llega a ser sentimental, pero sí nos permite saber cómo los padres de los protagonistas han determinado la personalidad que tienen hoy en día sus hijos: ella, con una muy baja autoestima, y él, una persona fría que no cree en las relaciones.
No estamos ante la típica historia frívola, puesto que el mundo de la protagonista no es de color rosa. La relación con su familia es un tanto peculiar, sintiendo más afinidad por su padre que por su madre, y la forma de comportarse de su hermana es bastante cruel. Sin embargo, a la hora de hacer balance pesa más lo divertido.
- ¿Y cómo se las arregla si está en la calle y debe llamar a alguien por una urgencia?
- Bueno, lo cierto es que no suelo tener estas necesidades imperiosas. En cualquier caso, supongo que en esa situación buscaría una cabina. Como alternativa, mandaría un mensaje telepático o me lo montaría como pudiera.
- Debe usted conseguir uno, es indispensable estar localizada las veinticuatro horas del día.
- Ni que yo fuera un cardiocirujano.
- Haga lo que le parezca, pero sin teléfono móvil no se puede ser competitivo y profesional.
- ¿No se puede jugar a "Candy Crush", por ejemplo?
La pega que le tendría que poner es a lo precipitado que es el final, he echado en falta que se desarrollara un poco más y no se resolviera de una forma tan atropellada.
En resumen, con Treintañeras te reirás en más de una ocasión gracias a las ocurrencias de la protagonista, sin embargo, la parte romántica no está al mismo nivel.
Cuando vi este libro entre las novedades me apeteció leerlo, y no porque yo sea treintañera (más bien voy para cuarentañera) pero tenía toda la pinta de pertenecer a lo que en su día fue chick lit y hoy se ha quedado en comedia romántica.
Luego leí una reseña muy negativa que lo tachaba de libro machista, opinión con la que no estoy de acuerdo, más tarde leí otra más entusiasta y también alguna más neutral. Después de leerla me inclino por esta última opción.
Debo decir que esta novela es una de las pocas que he leído que se corresponde con el reclamo comercial con el que se vende: la Bridget Jones mediterránea. La protagonista, un poco patosa y con muy mala suerte, se enamora de un chico guapísimo y mujeriego. Se puede decir que también aparece el personaje equivalente a Mark Darcy aunque en esta ocasión no tiene el mismo final que en la historia original.
Lo que más me ha gustado es la parte divertida, puesto que hoy en día no todo lo que se califica como comedia lo es. La relación amorosa que se establece entre los protagonistas no es muy profunda, algo típico de las novelas de este género, en cambio, tiene un alto contenido sexual (sobre todo en el vocabulario) pese a que no se trata de una novela erótica.
Además de esa parte entretenida la autora también nos muestra otro aspecto, que no llega a ser sentimental, pero sí nos permite saber cómo los padres de los protagonistas han determinado la personalidad que tienen hoy en día sus hijos: ella, con una muy baja autoestima, y él, una persona fría que no cree en las relaciones.
No estamos ante la típica historia frívola, puesto que el mundo de la protagonista no es de color rosa. La relación con su familia es un tanto peculiar, sintiendo más afinidad por su padre que por su madre, y la forma de comportarse de su hermana es bastante cruel. Sin embargo, a la hora de hacer balance pesa más lo divertido.
- ¿Y cómo se las arregla si está en la calle y debe llamar a alguien por una urgencia?
- Bueno, lo cierto es que no suelo tener estas necesidades imperiosas. En cualquier caso, supongo que en esa situación buscaría una cabina. Como alternativa, mandaría un mensaje telepático o me lo montaría como pudiera.
- Debe usted conseguir uno, es indispensable estar localizada las veinticuatro horas del día.
- Ni que yo fuera un cardiocirujano.
- Haga lo que le parezca, pero sin teléfono móvil no se puede ser competitivo y profesional.
- ¿No se puede jugar a "Candy Crush", por ejemplo?
La pega que le tendría que poner es a lo precipitado que es el final, he echado en falta que se desarrollara un poco más y no se resolviera de una forma tan atropellada.
En resumen, con Treintañeras te reirás en más de una ocasión gracias a las ocurrencias de la protagonista, sin embargo, la parte romántica no está al mismo nivel.
Gracias a la editorial Esencia (grupo Planeta) por el envío del ejemplar.