Título original: Complètament cramé!
Autor: Gilles Legardinier
Traducción: Juan Camargo
Editorial: Planeta
Nº de páginas: 400
Publicación: Octubre 2015
SINOPSIS:
Cansado de vivir en un mundo en el que no encuentra su lugar, y triste por la pérdida de sus seres queridos más cercanos, el riquísimo Andrew Blake decide dar un giro radical a su vida y desaparecer. Así, el día que le van a otorgar el Premio a la Excelencia Industrial, como mérito a toda una carrera como empresario, deja su Londres natal y se marcha al campo en Francia… ¡a trabajar como mayordomo! Cuando llega a Beauvillier se da cuenta enseguida de que la mansión ha perdido el alma que tuvo antaño…
Entre sus habitantes están Nathalie, su patrona viuda y de horarios y exigencias extrañas; Odile, una cocinera refunfuñona; Manon, una joven que no sabe lo que quiere, y Philippe, el jardinero y manitas que vive en la casita del jardín y se pelea con todos… La relación entre todos es un caos, y está llena de malentendidos y situaciones absurdas, así que Andrew no tiene otra opción que intentar poner orden en esta caótica casa…Ah, ¡y hacerse amigo de Méphisto, el gato de Odile!
Desde un primer momento me llamó la atención la sinopsis de este libro así que no dudé en apuntarme al sorteo que organizaron Albanta y Planeta Eris. Al final resulté ganadora y solo puedo decir que me ha gustado muchísimo más de lo que me esperaba, ha resultado ser una lectura deliciosa.
El nombre del autor no me sonaba para nada, sin embargo, resulta que su anterior libro lleva muchísimo tiempo en mi lista de pendientes: "Mañana lo dejo". Me ha parecido muy "curioso" que en la información que aparece en la solapa aparezca con el título original, ¿tal vez porque fue publicado por una editorial de la competencia?... Sea como fuere, lo que tengo claro es que Gilles Legardinier ya no me va a pasar desapercibido y pienso estar pendiente de todo lo que publique.
La novela está catalogada como humorística aunque, para evitar posibles decepciones y rechazos, me atrevería a decir simplemente que es divertida, con alguna que otra escena hilarante y con un gran predominio de los sentimientos. El autor, sin llegar a abusar de ellos, se ayuda de los tópicos ingleses y franceses, al estilo de "Ocho apellidos vascos" pero con un poco más de clase, motivo por el cual se pueda explicar el éxito de ventas que ha tenido en Francia. Sin embargo, lo mismo que dicha película no provocaría las mismas carcajadas fuera del contexto español, tampoco lo hará este libro, aunque sí que nos sacará más de una sonrisa.
Odile llevó al recién llegado a su nueva morada.
- Es gracioso -apuntó Andrew-: en Francia siempre ponen al servicio doméstico arriba, en los pisos más altos. En Inglaterra los ponemos abajo, en el sótano. Me parece paradójico que los sirvientes vivan más arriba que sus señores...
Odile dio media vuelta y miró a Blake con expresión severa.
- No olvide que nosotros hicimos una revolución. En nuestro país, haría mucho que a su reina le faltaría la cabeza... Es por aquí.
La narración trascurre en la actualidad y el protagonista es un inglés millonario que se traslada a una casa señorial para formar parte del servicio, lo que me ha recordado mucho a las historias de Mamen Sánchez. El uso de los capítulos cortos hace que las 400 páginas que conforman el libro vayan pasando sin apenas darte cuenta.
Además de la parte divertida, también hay un trasfondo emotivo. Todos los personajes se encuentran solos en la vida y reacios a interactuar con los que le rodean. La llegada de Andrew a sus vidas conseguirá que juntos formen un grupo homogéneo, como una gran familia en la que se ayudan unos a otros. Probablemente una de las críticas que se le puedan hacer, y que yo no le haré, es el final feliz y previsible. Reconozco que me gustan este tipo de lecturas, las que, cuando cierras el libro, te dejan una sensación de positividad y buen rollo. La ficción literaria tiene la misión de entretener sin necesidad de ser realista y Gilles Legardinier lo logra con creces, hasta el punto de que ya estoy deseando leer su primer libro.
Días de perros es una novela francesa escrita al estilo "british" absolutamente recomendable para todos aquellos que quieran pasar un rato agradable y desconectar de los problemas de la vida diaria. Aunque a mi me ha encantado, tampoco quisiera poner el listón muy alto para evitar que futuros lectores se puedan sentir decepcionados si no sienten lo mismo que yo, eso sí, denle una oportunidad y no se arrepentirán.
El nombre del autor no me sonaba para nada, sin embargo, resulta que su anterior libro lleva muchísimo tiempo en mi lista de pendientes: "Mañana lo dejo". Me ha parecido muy "curioso" que en la información que aparece en la solapa aparezca con el título original, ¿tal vez porque fue publicado por una editorial de la competencia?... Sea como fuere, lo que tengo claro es que Gilles Legardinier ya no me va a pasar desapercibido y pienso estar pendiente de todo lo que publique.
La novela está catalogada como humorística aunque, para evitar posibles decepciones y rechazos, me atrevería a decir simplemente que es divertida, con alguna que otra escena hilarante y con un gran predominio de los sentimientos. El autor, sin llegar a abusar de ellos, se ayuda de los tópicos ingleses y franceses, al estilo de "Ocho apellidos vascos" pero con un poco más de clase, motivo por el cual se pueda explicar el éxito de ventas que ha tenido en Francia. Sin embargo, lo mismo que dicha película no provocaría las mismas carcajadas fuera del contexto español, tampoco lo hará este libro, aunque sí que nos sacará más de una sonrisa.
Odile llevó al recién llegado a su nueva morada.
- Es gracioso -apuntó Andrew-: en Francia siempre ponen al servicio doméstico arriba, en los pisos más altos. En Inglaterra los ponemos abajo, en el sótano. Me parece paradójico que los sirvientes vivan más arriba que sus señores...
Odile dio media vuelta y miró a Blake con expresión severa.
- No olvide que nosotros hicimos una revolución. En nuestro país, haría mucho que a su reina le faltaría la cabeza... Es por aquí.
La narración trascurre en la actualidad y el protagonista es un inglés millonario que se traslada a una casa señorial para formar parte del servicio, lo que me ha recordado mucho a las historias de Mamen Sánchez. El uso de los capítulos cortos hace que las 400 páginas que conforman el libro vayan pasando sin apenas darte cuenta.
Además de la parte divertida, también hay un trasfondo emotivo. Todos los personajes se encuentran solos en la vida y reacios a interactuar con los que le rodean. La llegada de Andrew a sus vidas conseguirá que juntos formen un grupo homogéneo, como una gran familia en la que se ayudan unos a otros. Probablemente una de las críticas que se le puedan hacer, y que yo no le haré, es el final feliz y previsible. Reconozco que me gustan este tipo de lecturas, las que, cuando cierras el libro, te dejan una sensación de positividad y buen rollo. La ficción literaria tiene la misión de entretener sin necesidad de ser realista y Gilles Legardinier lo logra con creces, hasta el punto de que ya estoy deseando leer su primer libro.
Días de perros es una novela francesa escrita al estilo "british" absolutamente recomendable para todos aquellos que quieran pasar un rato agradable y desconectar de los problemas de la vida diaria. Aunque a mi me ha encantado, tampoco quisiera poner el listón muy alto para evitar que futuros lectores se puedan sentir decepcionados si no sienten lo mismo que yo, eso sí, denle una oportunidad y no se arrepentirán.