Autor: Laura Santolaya del Burgo
Editorial: Pengüin Random House
Sello: Aguilar
Nº de páginas: 168
Publicación: Junio 2016
SINOPSIS:
«-¡Mierda, tengo treinta años! ¿De verdad que son treinta? No es posible. ¡Algo ha tenido que salir mal! -gritó Rita mientras intentaba sin éxito levantarse de la cama».
Rita acaba de cumplir treinta años y se siente afectada por un extraño trastorno, la adolestreinta, que hace que reviva a nivel físico y mental su etapa adolescente.
«Ya soy demasiado vieja para morir joven y dejar un bonito cadáver.»
Este es el primer libro que reseño a través de Edición Anticipada. Ya llevo un tiempo apuntada pero he esperado para escoger lectura hasta que me ofrecieran un libro que realmente me apeteciera, como ha sido esta novela gráfica con la que me he estrenado en el género.
Tratándose de la primera que leo no puedo hacer comparaciones con otras, así que me limitaré a comentar lo relativo al humor, que con eso sí tengo experiencia. Los ocho capítulos que componen estas crónicas vienen introducidos por dos o tres páginas de narración sobre el tema a tratar, como el físico, las relaciones o el trabajo, a las cuales siguen distintas viñetas relacionadas con el tema. Al contrario de lo que he leído en alguna reseña, a mi me han resultado mucho más divertidas las ilustraciones que la narración en sí, hasta el punto de hacerme soltar más de una carcajada.
Esta fue la evidencia de que su relación se había ido poco a poco al garete. Empezaron a dejar de pasar tiempo juntos, apenas hablaban y su vida sexual se hizo inexistente. En ese momento tomaron una decisión drástica e hicieron lo que suele hacer cualquier pareja en sus circunstancias: organizar su boda.
El título es una clara alusión a la especie de vuelta a la adolescencia por la que se pasa una vez que se entra en la década de los 30. No sé si será porque lo he leído desde la "adolescuarenta", pero me parece a mí que las anécdotas que se relatan son mucho anteriores a los 30 o, simplemente, que hace una eternidad que las viví. Sea como fuere, lo que interesa es el contenido y Laura Santolaya sabe cómo sacar el jugo a distintas escenas que muchos de nosotros hemos vivido en algún momento.
Los dibujos de los personajes, principalmente Rita, no me han parecido especialmente atractivos. Pensaba que se trataba del sello de la autora pero, buscando información sobre su novela anterior "Los lunes me odian", me he encontrado con otra protagonista más interesante. Pensaba que la única diferencia es que aquella tenía la melena más larga que ésta pero lo que realmente cambia es la expresión de la cara.
Algo que me gustaría resaltar es la edición: para comenzar, el formato, que en la ficha técnica denominan flexibook, no es tapa dura pero tampoco blanda (viene a ser algo intermedio); las solapas, que dan cuerpo al libro; y las viñetas, evidentemente a color, contribuyen a que la presentación sea más que digna para el precio del libro.
Crónicas de la adolestreinta es un libro perfecto para todo el que quiera pasar un rato divertido, independientemente de la edad que tenga. Como me ha gustado el buen humor que que es capaz de plasmar la autora con un simple dibujo y unas pocas palabras ya la tengo fichada para seguir de cerca su trabajo. Las sonrisas que nos saque de vez en cuando servirán para contrarrestar las malas noticias del día a día.
Gracias a Edición Anticipada por el envío del ejemplar.