Título original: To Rise Again at a Decent Hour
Autor: Joshua Ferris
Traducción: Catalina Martínez Muñoz
Editorial: Alianza Editorial
Nº de páginas: 352
Publicación: Octubre 2015
SINOPSIS:
Paul O'Rourke es un hombre lleno de contradicciones: adicto a su iPhone y enemigo de las redes sociales, es un furioso seguidor de los Red Sox, un ateo confeso que no quiere renunciar a Dios, un dentista concienzudo que sin embargo fuma y es incapaz de superar su natural torpeza para las relaciones humanas... Se pasa el día trabajando en su prestigiosa clínica de Park Avenue y las noches lamentando los errores cometidos con su exnovia Connie, recepcionista de la consulta, y abrumado por el optimismo del resto de la humanidad. Pero su vida va a cambiar cuando descubre horrorizado e impotente que alguien le suplanta en internet, y que desde Facebook y Twitter envía polémicas opiniones en su nombre sobre un misterioso pueblo antiguo y olvidado. Mientras averigua por qué le han robado su identidad, tendrá que enfrentarse a su nebuloso pasado y a la posibilidad de que el Paul virtual pueda ser mejor que el real.
Cuando vi este libro en las novedades de la editorial me atrajo su portada, su sinopsis y su título, puesto que me hicieron pensar que me iba a encontrar con una novela divertida, en cambio, lo que he hallado en "Levantarse otra vez a una hora decente" ha sido una reflexión o crítica de la religión con alguna que otra pincelada de humor. Hago esta aclaración porque creo que el lector que se acerque a este libro debe saber qué es lo que se va a encontrar.
- La diferencia entre diez personas creyentes y diez millones es concluyente. A una cosa la llamamos culto y a la otra religión. Yo personalmente no le doy importancia a esta distinción, pero, sin masa crítica, las cosas a veces se vuelven un poco raras.
A través de la narración en primera persona conoceremos las inquietudes que preocupan al protagonista, un ateo marcado por el suicidio de su padre cuando era un niño que, al estilo de Penélope Cruz, no le importa cambiar de fe dependiendo de la pareja que se encuentre a su lado. Sus dos últimas relaciones sirven de excusa para enfrentar al catolicismo y el judaísmo, si bien es cierto que tiene muchísimo más peso esta última religión. El hecho de que es una doctrina de la que apenas sé nada y tampoco me atrae, junto con el punto de vista escéptico desde el que se plantea el tema, ha contribuido a que no terminara de disfrutar con la lectura. Teniendo en cuenta el asunto que trata, creo que sería visto con otros ojos por una persona que comparta el agnosticismo del protagonista.
La parte que sí me ha gustado, aunque breve, han sido los ocurrentes correos sin respuesta que Paul envía a la dirección de contacto de una página web creada en su nombre y que nunca tienen respuesta, contribuyendo a enfurecerlo mucho más y seguir enviando emails.
Respecto al estilo de narración me ha parecido muy original los diálogos en los que solo conocemos la respuesta de uno de los participantes pero podemos intuir lo que ha dicho el otro a través de la contestación que le da a éste.
- La diferencia entre diez personas creyentes y diez millones es concluyente. A una cosa la llamamos culto y a la otra religión. Yo personalmente no le doy importancia a esta distinción, pero, sin masa crítica, las cosas a veces se vuelven un poco raras.
A través de la narración en primera persona conoceremos las inquietudes que preocupan al protagonista, un ateo marcado por el suicidio de su padre cuando era un niño que, al estilo de Penélope Cruz, no le importa cambiar de fe dependiendo de la pareja que se encuentre a su lado. Sus dos últimas relaciones sirven de excusa para enfrentar al catolicismo y el judaísmo, si bien es cierto que tiene muchísimo más peso esta última religión. El hecho de que es una doctrina de la que apenas sé nada y tampoco me atrae, junto con el punto de vista escéptico desde el que se plantea el tema, ha contribuido a que no terminara de disfrutar con la lectura. Teniendo en cuenta el asunto que trata, creo que sería visto con otros ojos por una persona que comparta el agnosticismo del protagonista.
La parte que sí me ha gustado, aunque breve, han sido los ocurrentes correos sin respuesta que Paul envía a la dirección de contacto de una página web creada en su nombre y que nunca tienen respuesta, contribuyendo a enfurecerlo mucho más y seguir enviando emails.
Respecto al estilo de narración me ha parecido muy original los diálogos en los que solo conocemos la respuesta de uno de los participantes pero podemos intuir lo que ha dicho el otro a través de la contestación que le da a éste.
Contesté y dijo:
- ¡Ay, por Dios! Guarda el teléfono cuando salgas a la calle y mira a tu alrededor. ¿Por qué tienes que ir siempre leyendo en el móvil?
Contesté y dijo:
- Si sabes que es solo una manera de distraerte de muchas cosas en las que no quieres pensar, ¿por qué te dejas esclavizar?
Contesté y dijo:
- Esa es la mayor blasfemia que he oído en mi vida. Un poco de tecnología nunca podrá ocupar el lugar del Todopoderoso. Estamos hablando del Todopoderoso, por favor. Con o sin teléfonos móviles, seguimos teniendo la necesidad primordial de rezar, ¿o no?
Reconozco que en mi opinión sobre este libro ha influido el pensamiento que tengo sobre el tema, así que voy a terminar con otra que no sé si será imparcial, o simple estrategia comercial, pero seguro que es mucho más influyente que la mía puesto que se trata de Stephen King.
"Hay libros que, sencillamente, hacen que nos dejemos llevar por la fuerza y la energía de la imaginación del autor y su peculiar visión del mundo. Éste es uno de esos libros."
Gracias a Alianza Editorial por el envío del ejemplar.